Pasen y vean, o al menos inténtenlo… Antes de presentar a las actrices principales, el artista vaporiza al público, porque estos «encantadores animalitos saltan, pican y chupan la sangre”. Mimi, “la pulga más fuerte del mundo”, es la primera protagonista en saltar a la arena, y como tal le corresponde el honor de estrenar una alfombra roja que se mueve a su paso por el diminuto escenario. En el siguiente número, logra sostener un clavo de acero en la punta de la nariz de forma vertical. Más tarde, Zaza, proveniente de América del Sur –de ahí su nombre, “equilibrista de los Andes”–, arriesga su vida al ejecutar dos saltos mortales, rebotar en la lona y el trampolín y aterrizar en una pequeña piscina, con la particularidad de que “no sabe nadar”. Por eso, incluso hay que reanimarla. Y después viene Lulú, “la pulga siciliana de la mirada de fuego”, lanzada al espacio desde un cañón miniatura.
Juglares, acróbatas, comedoras de fuego y equilibristas, las pulgas amaestradas del gran Panzani nos arrastran en un vertiginoso torbellino de proezas extraordinarias, ejecutadas con exquisita elegancia. Y es que a día de hoy, solo existen tres domadores de pulgas. Tal vez porque, con tantos insecticidas, estamos acabando con ellas.