Por esta época, los mensajes y reflexiones dedicados a las madres comienzan a abundar en todos los medios, quizás este escrito es uno más de los que van a salir, pero no me puedo resistir a la tentación de pensar sobre este rol que yo misma me he negado conscientemente a desempeñar, pero del que he sido completamente beneficiaria. He de admitir que entre todo lo que se ha publicado, mis favoritos han sido los stand up comedy en los que con un poco de ironía y un mucho de humor caricaturizan a nuestras madres. Lo más curioso, es que sin importar la generación a la que pertenecen, todas terminan siendo incluidas en los estereotipos que allí se presentan: las que echan cantaleta, las perfeccionistas, las que se victimizan, las todo amor y dulzura… Todas, sin excepción son el prototipo de nuestras madres, todas dicen las mismas cosas, todas asumen las mismas expresiones y todas, sin distinción, en alguna parte de la historia las hemos catalogado como el padecimiento que a todos los hijos nos toca cargar.
Esta última afirmación es dura, insensible y hasta injusta pero, quien de nosotros alguna vez no ha puesto los ojos en blanco porque tenemos una mamá cansona? A este punto creo que, en justicia, deberíamos reflexionar un poco sobre lo que significa ser mamá:
Creo que esta misión no es nada fácil. Sólo el hecho de lo que implican 9 meses con un peso adicional, con una barriga gigante que es difícil de manejar, es todo un reto; luego está el momento del nacimiento y todo lo que conlleva este proceso: dolor, fatiga, horas de espera… ¡y estamos hablando de lo fácil!, viene la crianza con todo lo que implica: educar a un ser de tal manera que pueda ser parte de la sociedad en las mejores condiciones posibles; la misión intrínseca es formar “seres de bien”, seres capaces de vivir en sociedad, de ser productivos, de construir. Y esto no es fácil porque el contexto nos está mostrando que, definitivamente, una cosa es lo que soñamos hacer y otra lo que podemos lograr. Los hijos no están permanentemente en la burbuja protectora del hogar, interactúan con el mundo y con múltiples historias de infinidad de familias, con diversas creencias y puntos de vista, los hijos se enfrentan a la vida con el equipaje que en casa les arreglan, puede que sea suficiente o que, definitivamente, quede algo pendiente…
Esa, mis queridos lectores, es la realidad de las madres: mujeres que fueron hijas y que ahora con su equipaje deben configurar lo que van a entregar a sus hijos. Por ello, con toda seguridad, vamos a encontrar que ellas también se equivocan y aciertan, sufren y gozan, lloran y sonríen. Las madres, más allá del pedestal en el que las hemos puesto son seres humanos que, por amor, dan su mejor versión.
Es posible que encontremos madres que no han acogido su rol, madres a las que se les ha dificultado asumir la misión que les fue encargada, bien sea por accidente o decisión apresurada pero aun así, es seguro que estas madres han trasladado esa responsabilidad que les pesa a un ser que la acoge con valentía: abuelas, tías, madres adoptivas y sustitutas; son mujeres que aman intensamente, mujeres especiales que con su instinto protector logran dar eso que necesario para ese hijo de corazón. En honor a ellas también va este mensaje.
Hace 3 años, por una de las redes sociales, me llegó un vídeo sobre la madre perfecta y en ese momento, luego de derramar algunas lagrimitas por el contenido del mensaje, me llegó del corazón la siguiente reflexión (pido disculpas de antemano por la referencia a mi mamá, pero es que no es posible que la deje de lado en este mi escrito):
“Si todos entendiéramos que la mami que nos tocó es perfecta a pesar de lo que nosotros consideramos imperfecciones, nos daríamos cuenta que es precisamente esa suma de actitudes y comportamientos lo que nos permite ser lo que somos. Porque nadie recibe lo que es innecesario; simplemente, es la forma como Dios, la vida y el mundo conspira para que crezcamos.
La trascendencia sólo es posible cuando me doy la oportunidad de abrazar con humildad, respeto y cariño toda mi realidad, incluidos momentos, sentimientos, lugares... pero sobre todo, PERSONAS. En especial, esas que incondicionalmente están ahí para acompañarte en tu trasegar.
Gracias, mamá porque a mí si no se me olvida que le das sentido a mi vida; tu eres más: más amiga, más cómplice, más ejemplo de la mujer que debo ser, más ancla, más sabiduría, más corazón. Esta es mi mamá... La tuya, ¿cuál es?”
… Y entonces el cuento de ser mamá es, sencillamente, ayudar a que otro crezca. Crecer es doloroso, difícil, complejo; por eso necesitamos mujeres que nos hagan la vida difícil con la cantaleta, el regaño y la mandadera, mujeres que nos preparen para la vida incomodándonos con pequeñas cosas y recompensándonos con su presencia y amor. Ser mamá es ser villana y héroe y no podría ser de otra manera, porque este equilibrio es lo que nos tiene aquí y en el ahora.
Dedicado a Magnolia Orozco, la mamá perfecta aun cuando se enoja y me regaña sin importar que tengo 40 años. Ella es la artífice de lo que soy y seré.
During these days, the messages and reflections dedicated to the mothers began to abound in all means; perhaps this written is another more than others that might come out, however I can’t resist myself to the temptation of thinking about this roll that I’ve denied to myself consciously to play, but of what I’ve been completely beneficiary. I have to admit that between all what have been published, my favorites have been the stand-up comedy in which with a little of irony and much humor caricaturing our mothers. The most curious is, that without mind the generation which belong them, all of them end being included in the stereotypes there have been presented: the ones who scold you, the perfectionist, the ones who victimizing themselves, whom are all love and tenderness… all of them, without exception, are the prototype of our mothers, they say the same things, all assume the same expressions and all, without distinction, in any part of the history have been cataloged as the surfer that all sons must carry.
This last affirmation is hard, insensible and until unjust, however, who of ourselves have we ever blanked our eyes because have an annoyed mother? At this point I think, in justice, we should reflex a little about what to be mom means:
I think this mission is nothing easy. Just the fact of that they took 9 months with an additional weight, with a gigantic belly which is difficult to carry, it is a whole challenge; then is the time of birth and whole process that with this carry: pain, tired, waiting hours… ¡and we are talking about the easy things!, then comes the growth with all what this implies: to educate to a being human of such manner that they might be part of the society in the best conditions possible; the matter mission is to form “a good human being” , being who may live into the society, to be productive, to build. And it is not easy, although the context is showing us that, definitely, one thing is what we dream to do and other is what we can achieve. The sons are not permanently in the protector bubble of home, they interact with the world and with the multiple infinity family’s stories, with different beliefs and points of view. The sons deal the life with the package that in home arranged to them, it might to be enough or maybe, definitely, keep something pending…
This, my dear readers, is the mother’s reality: women who were daughters and now with their package must configure what they would give to their own sons. Therefore, with all security, we’re going to realize that they might be wrong and accurate, they surfer and enjoy, cry and smile. The mothers, beyond of the pedestal where we have put them, are being humans that, for love, give their best version of themselves.
It’s possible that we might find mothers who have not assumed their roll, mothers whom have had difficulties to assume the mission which they have been charged, either by accident or a hurry decision, even so is secure, they have passed the responsibility that they weight, to another being who welcomes with brave: grandmothers, aunts, step-mothers and substitute mothers; they are women who love intensity, special women that with their protector instinct get to give what is necessary to this son by heart. In honor to them goes this message too.
3 years ago, by one of the social networks, I received a video about the perfect mom, in that moment, after of dropping some tears for the content of the message, came to my heart the following reflection (I give apologies beforehand for the reference about my mother, but is not possible that I leave to the side this writing):
“If all will understand that the mommy that we have is perfect despite of what we are consider like imperfections, we’ll realize that is precisely a sum of this attitudes and behaviors what allows us to be what we are. Because nobody receives what is unnecessary; is just the way how God, the life, the world conspire for what we can grow up.
The transcendence is only possible when I give to myself the opportunity to hug with humility, respect and sweetie, my whole reality, including the moments, feelings, places… but especially, PEOPLE. They unconditionally are there to company you in your journey.
Thanks moms, because you give me sense to my life it doesn’t forget to me, you are more: more than a friend, an accomplice, an example of the woman that I must be, more anchor, more wisdom, more heart. This is my mother…yours who is?”
…and so the tale to be a mom is, simply, to help to another grows. To grow is painful, difficult, and complex; by the way we need women who make our life hard by scolding, quarrelling and mandatory, women who will prepare us for the life annoy us with little things and award us with their presence and love. To be mom is to be villain and hero and couldn’t be of the other way, because this equilibrium is what staying us here and now.