Con la celebración del día del padre, se vienen a mi mente la cantidad de veces que, socialmente, se ha menospreciado el rol paterno. Para muchos no son desconocidas frases como: “madre sólo es una y papá es cualquiera” o “los hijos de mis hijas mis nietos serán, los hijos de mis hijos en duda estarán”, frases que hablan del rol inequívoco de la madre, pero de lo dudoso que es el rol del padre.
Y lejos de pensar que estas frases evocan la forman como muchos hombres han rehuido al rol de proteger a su hijo, quisiera darle un giro a estos dichos populares y plantearles la posibilidad de una exaltación a los hombres que dan un salto de fe, que asumen su responsabilidad y se comprometen en la labor de educar: hombres que, a pesar de la tradición popular, se la juegan todo por ese ser que han gestado, acompañan, educan, apoyan… yo celebro que hoy estamos asistiendo a un concepto de nueva masculinidad en donde los papás ya no tienen reparo en cambiar pañales, hacer teteros, levantarse en la madrugada, dar besos y abrazos y llorar de felicidad ante el logro de cada nuevo paso de sus hijos; celebro que padres ya muy adultos (como el mío), están en la tarea de sensibilizarse y mostrarse emotivos.
Hoy quiero decirles, queridos lectores, que papá no es cualquiera. Cada uno de nosotros es el resultado de una combinación única que sólo es posible por la unión de un hombre particular con una mujer en específico: biológicamente, mi papá sólo puede ser ese que aportó el 50% de la mezcla. Ahora bien, caso a parte es el tema de ese que me acompaña y educa; ese hombre tampoco es un cualquiera, es un hombre que se asume en el reto de la paternidad, haya o no aportado en la mezcla, es un hombre valiente que se la juega por dar su mejor versión, que asume el reto psíquico de ser el representante de la norma, el guardián y el protector de la integridad de ese ser que es parte de él (biológica o espiritualmente). Ser papá, entonces, no es un asunto al azar, requiere un hombre especial con la fortaleza suficiente para afrontar el camino, con un amor tan gigante que rebase las concepciones del machismo, con una energía tan poderosa que se conecte con la necesidad de ese ser que debe proteger.
Ser papá no es una misión para un cualquiera, ser papá es una misión para héroes. Yo tengo el mío: un hombre maravilloso que ha sido incondicional, que ha estado para mi y mis hermanos, que no le ha dado miedo demostrarnos cuanto nos ama, un hombre que ha roto los esquemas porque sencillamente nada es suficiente cuando se trata de sus hijos. Yo no concibo pensar que mi papá podía ser cualquier otro porque éste que me tocó es todo lo que necesito y necesitaré, él es la mitad de lo que yo soy y el todo de lo que siempre querré.
(Dedicado a mi papá, Jairo Bustamante García porque sé que cuento con su amor y su complicidad eterna y a todos esos padres que han rebasado los dichos populares sólo porque ser padres es su mejor versión).
FATHER IS NOT ANYBODY
With the father’s day celebration, comes to my mind the amount of
times that, sociality, the pattern role has been disparaged for
many people are not unknown phrases such as: “mother is only
one and father is anybody” or “the sons of my daughters, my
grandchildren will be, the sons of my sons in doubt will be”, those
phrases talk about the unequivocal mother’s role, but of the
doubtful what is the father’s role.
So far of thinking that those phrases evoke how many men
have ran away to the role of protecting their sons, I would want to give a turn to this popular sayings and plan us the possibility of a exaltation for the men who give a jump of faith, assume their responsibility and compromise themselves in the labor to educate; men who, despite of the popular tradition, play all for that being human they have gestated, accompany, educate and support… I celebrate that today we are assisted to the concept of new masculinity where fathers don’t care the thing to change diapers, make baby bottles, wake up in the early morning, give kisses and hugs and cry of happiness before the achieve of a new step of their son; I celebrate that fathers even more adults (like mine), are in the task to sensitize and show them emotive.
Today I want to say my dear readers, that father is not anybody: each one of us is the result of a unique combination which is only possible by the union of a particular man with specific woman: biologically, my dad only could be that who contributed the 50% of the mixture. However, a case apart is this who accompanies me and educates me; this men either is not anybody; is a men who assumes the challenge of paternity, has or has not contributed in the mixture, this brave men plays to give his best version, which assumes the physical challenge to be the represent of such rule, the guardian and protector of the integrity of this being who is part of him (biologically or spiritually). Therefore, being dad is not a random affair, it requires of a special men with enough strength to face the road, with a love so big which surpass the machismo conceptions, with a so powerful energy which connects with this being that he must protect.
Being dad is not a mission for anybody, being dad is a mission for heroes I have my one: a wonderful men who has been unconditional, who has been for me and my brothers, who has not been afraid of showing how much he love us, a men who has broken the schemes, because simply, nothing is enough when about his sons is related. I don’t think that my dad may be any other, because this is who I have and he is all what I need and I will need, he is the half of all what I am and all what I will want.